domingo, 8 de mayo de 2011

Sábado Santo. VA Y RESUCITA...

... Nada valdría la pena. Todo acabaría fatal si dejara de escribir ayer.
No tengo muchas palabras. Es que además sería de gilipollas. Vamos, que si uno va a dar su vida por amor, va a dejarles a los malos malotes que le pinten, no la otra mejilla, sino la mejilla, la muñeca (lo que tienen que joder los clavos esos), los pies, una corona de espinas ahora... Vaya, que hacerlo así porque sí es un poco sadogore, ¿no?
Claro, jugando con ventaja, y sabiendo cómo acaba el cuento, pues tira que te va. Lo difícil tiene que ser hacer eso a fondo perdido.
Hagamos un poco de introspección... ¿Cuántas veces hemos dejado de hacer algo por miedo? ¿Cuántas veces no hemos dado ese paso, dicho ese tequiero, acudido a aquel lugar, corrido ese riesgo...? ¿Cuántas veces por miedo a fracasar?
Y yo, que podría poner en mi tarjeta de visita, FRACASADOR PROFESIONAL, creo firmemente que no tiene sentido tener miedo. La verdad es que cada uno de mis fracasos me ha dejado la puerta abierta para que viniera algo mejor. Analizo mi vida, las personas que me rodean, los lugares que me están esperando... Sé que no estoy donde quería hace dos años, o tres, o cinco. Tenía otros deseos; no podía haber imaginado algo tan bello como esto.
El sol sale. Siempre. Cada mañana. No quiero hacer de esto una apología del desapego y no cuides lo que tienes. Cuidalo como tesoro que es. Pero si algún día te falla, verás que hay un tesoro más grande. Está dentro de ti mismo...

QUÉ PEDANTE ME ESTOY PONIENDO. MENOS MAL QUE YA QUEDA SÓLO UN DÍA DE PASCUA. GRANDE, MUY GRANDE, EL SÁBADO, CON SU ACTUACIÓN EN ALCALÁ, SUS CATALANES, SU FELIZ SAN JORGE A CORO Y SU PITOPITOPÍ.

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