domingo, 1 de mayo de 2011

Viernes Santo. LA SOLEDAD.

... Después de vivir el JUEVES allá me faltaba vivirlo en Madrid. Digamos que un día de Retiro toma valor cuando lo puedes saborear fuera, en este caso, en la axfisiante ciudad.
Y sí. Lo estoy viviendo. Cada encuentro fortuito en la calle con gente a la que quieres, cada reencuentro forzado con personas a las que quieres y a las que estabas dejando tomar distancia, cada gesto de amor recibido porque sí, cada momento de apertura al mundo... ahí está el Jueves.

El viernes, por desgracia, se nos da bastante mejor. Porque sentirse solo. Sentirse desesperanzado. Abandonado y débil. Sentirse así es, por desgracia, corriente. Matizo el por desgracia. Es evidente que flaqueamos muchas veces, y que nos hacemos más daño del que merecemos. Si tuviéramos esperanza, si supiéramos confiar, algunos en el Señor, oros en nosotros mismos, otros en la Energía, cada uno como quiera llamarle, pero confiar... Nos cuesta, y seríamos más felices si lo hiciéramos siempre.

Pero tenemos la gran suerte de ser seres humanos. Débiles. Frágiles. Deliciosos. No me importa llorar, y me gusta ver llorar a la gente a la que amo. Como dijo hace poco alguien increíble, las lágrimas significan que tu espíritu tiene sed.
Así que llora. Toma conciencia de tu flaqueza, coge fuerzas, y no renuncies a tu sensibilidad. Es un día difícil... Pero la gracia que tiene es saber que no termina aquí. Que tus lágrimas no son en balde. Que limpian, depuran y modifican. Porque al día siguiente resucitas, sacas eso de ti. Qué suerte entonces, llorar...

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