martes, 9 de febrero de 2010

Llegaron las Águedas...



... En MADRID hay macrodiscotecas, fiestas de todo calibre donde puedes gastarte 250 euros en un reservado e intimar con la sobrina de Zapatero, o con la prima de Iker Casillas, o el hijo de Mercedes Milá.

Pero hay pueblos, más de cuatrocientos kilómetros más allá. Pueblos donde las mujeres se reunen en la sala de la Casa del Pueblo, donde preparan una cena con lo que pueden recaudar, se perfuman, se arreglan como si fuera la gala de Nochevieja y contratan a un boy (o en ocasiones a un actor, aún no he cambiado de status) y se organiza la fiesta.

Y a mí me gustan estas fiestas, con paredes estucadas y tableros de madera manteles de papel y sencillez... mucha sencillez. Me gusta ser un romántico que vuelve a coger la carretera, a ciudades en las que ya estuvo, a tratar de revolucionar a un grupo de abuelas y mujeres que le daban mil vueltas...

Pero lo que más me gusta es que se quede MADRID atrás, volver a sentir el mundo rural, hacer escala en mi ciudad,familia, amigos...

MADRID está en el centro, pero no lo es...

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