lunes, 13 de abril de 2009

Aquellos domingos de luz


... Recuerdo, como si fuera ayer, tal día como hoy hace un año, dos o tres. Estos domingos postpascua.
Siempre en un autobús, bajaba de retiro, con el corazón, (y las hormonas también, por qué no decirlo) alterados por lo que habíamos vivido.
Se respiraba algo especial en el ambiente, el cielo era más cielo, la ciudad tenía algo distinto, se respiraba algo que te hacía saber que habías vivido una pequeña transformación...
La Pascua eran cuatro días mágicos que esperábamos durante el año. Volvías pensando que tu vida iba a cambiar, que ibas a ser una persona infinitamente mejor, fregabas en casa después de comer, eras un tío canonizable... y a los días, o meses, todo volvía a la normalidad. Pero era bonito.
Mi ir y devenir por las Pascuas suele ser cíclico. En 2001 conocí a una de mis mejores amigas, en 2002 no estuve, en 2003 tuve la suerte de hacer de JESÚS, una de las experiencias más emocionantes, como persona y como actor, que he vivido...
Falté en 2005, por estar actuando en Madrid, y me desquité arrastrando a la pobre PATRICIA a ver procesiones, encontré la sencillez de los franciscanos hace tres años... y este año, sin haber estado, sentía algo parecido al volver. Sentía, conduciendo carretera abajo, tras pasar unos días en el mar, que me rodeaba algo especial.
Eso me inspira. El año que viene algo me estará esperando. Que disfrutéis los que hayáis vuelto este año...

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