miércoles, 24 de enero de 2018

Bailando con la espiral...

... Una avenida de Madrid. La misma, apenas unos metros más allá de la casa donde me instalé hace justo dos años para empezar una nueva etapa en esta ciudad. Entonces abrí cuatro maletas, esperaba un hogar. Hoy me basta con una pequeña bolsa de viaje; es un alojamiento turístico pagado por la compañía de teatro con la que estaré dos meses de gira. 
Pasaron dos años. Me fui y he vuelto. Fueron dos meses aquí. luego el centro de la ciudad. Luego un poco más al sur. Después un poco más. Un pequeño pueblo...
   Llegué a Madrid con la ilusión de instalarme por fin y ser actor, de ganarme la vida con mi arte. Lo conseguí. Llegué a Madrid sin la menor intención de enamorarme, de creer en algo, de implicarme en una familia. Me sucedió.
   La vida pasó. Dio otra vuelta sobre sí misma. Se borraron todos los lugares. Me fui de aquí sin conservar nada. Y completada la circunferencia, esta noche saboreo desde la terraza la misma avenida. Curiosa la sensación, cuando pasas conduciendo por las calles que no hace tanto fueron tus cotidianas, y en tus ojos sólo cabe la extrañeza. 
   La vida pasó. Dio la vuelta a la circunferencia. Y la vuelta completa sólo quiere decir que justo ahora empieza otra. Y yo me encuentro en el centro de la misma, como la adorable PAULA, de Tres sombreros de copa. Y con mi sombrero en la mano, sólo puedo lanzarlo al aire, hacer una pirueta y gritar... ¡¡¡HOP!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario