lunes, 4 de enero de 2010

... Un día, uno de los curas más carismáticos que he conocido me regaló una agenda en blanco. En 2001. La utilicé para escribir en ella las cosas que me pasaban cada día. Día a día, año a año, mi vida escrita, hasta que un buen día unos atracadores se llevaron parte de ese tesoro.
Una de las sensaciones rituales de cada año llegaba en enero. Ante la compra de una nueva libreta, aquella que siempre estrenaba con buena letra, me gustaba mirarla página a página, los primeros días de cada enero correspondiente. Siempre pensaba que podía intuir lo que escribiría al día siguiente, pero que aparecerían, no se sabe si en la página 10 o en la 50, personas, rostros, vivencias, escenarios, mujeres, cosas totalmente nuevas.
Y este año lo vuelvo a sentir así. Ignoro quiénes o dónde se escribirán mis páginas de 2010. Pero espero hacerlas con buena letra, y de momento, me siento feliz por la aventura de tener que escribirlas. Porque como dice la persona más importante de mi vida...

"Seguir viviendo no es pasar las hojas de un calendario, si no entender que cada hoja de ese calendario es única e irrepetible."

Atrevámonos a ello...

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