martes, 1 de diciembre de 2009

Catalunya, de madrugada. Muchas madrugadas.

... Hoy ha sido uno de esos días en los que en apenas corto espacio de tiempo vives horas y días pasados de hace tiempos muy dispares. Vienen nítidos, recordando, refrescando las cosas que has hecho ¿las que volverás a hacer?, las que recuerdas con tanto cariño.
Los autobuses nocturnos en los que viví un mes. Esos viajes al alimón entre moros con olor a moro, negros con olor a negro, chinos con olor a pies, blancos con olor a blanco. Un señor de entrada edad que habla en tono más que contundente a las dos de la madrugada. Del trabajo de su hijo. De la casa de su hijo. De la ex mujer de su hijo. De su próstata (la suya, no la de su hijo, se entiende). Temas que uno agradece, pues sin ellos, no tendría más remedio que dormir plácidamente en la butaca después de haber dormido tres pedazo de horas por la noche y ¿quién desea eso? Conductores lírico poetas que hacen su alocución, mostrando el literato que se perdió el mundo por hacerse conductor. La de maneras de prohibir descalzarse. El impepinable panchito que se queda rezagado en la parada técnica y corre detrás del autobús...

Todo para llegar a BARCELONA. Una ciudad que te engaña al llegar. Te muestra su mejor cara, esa amplia Avenida Diagonal, esas luces frías, elegantes, sobrias. Una ciudad con clase... luego cruzas la Gran Vía, hacia Nord, y en cada esquina existe uno de esos cafés que siempre están abiertos y en los que el café es lo menos servido, especialmente a las cinco de la mañana. El ORDESA, la de daño que habré causado a mi hígado allá. Las calles vacías, como una ciudad fantasma.
Después el desayuno catalán. El café y la pasta. Siete euros. Por gilipollas. Otra vez va a desayunar en Paseo de Gràcia la madre que me parió. La lectura del MARCA en el metro. Es un diario apestoso, pero después de un BARÇA - MADRID, me encanta verlos llorar. Me miran por encima del hombro algunos adolescentes, bufanda blaugrana al cuello. Y de mañana a actuar...

Han sido muchas madrugadas allá. Muchos cielos oscuros. Muchos bostezos... y hoy me ha encantado bostezar de nuevo. Aunque lo haya hecho solo. Me hubiera gustado sentir la compañía de MERI, DE ORIOL, MARCEL, DAVID, JORDI, ÓSCAR... pero ésta es otra fase de mi vida. Esto es solamente un jodido flashback. un día que espero que se repita, pero es que yo creo que las puertas se cierran de a poco, por eso hoy he tenido ración.

Como pasar la SEU VELLA de vuelta, en el autobús. A tiro de ventanilla tenía un buen puñado de personas a las que quiero y que Dios sabe cuándo volveré a ver. Ojalá lean esto y sepan que esta tarde he visto sus caras.

2 comentarios:

  1. Lleida nunca desaparecerá de tu vida, almenos te has llevado un pedacito de allí... aunque no sea suficiente, algo es algo, no?


    Te quiero

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