...en la gran pantalla...

... La gente (no mucha, que todo hay que decirlo) iba entrando. En las primeras filas se sucedían abrazos, sonrisas, reencuentros. Un par de actores (de esos que van vestidos de actores, con su sombrero y tal), se saludaban con un abrazo visible para toda la sala. Glamour... todo el que pueda generar yo.
Pero era nuestro día. Dos años después del rodaje por fin nos hemos podido ver. Títulos de crédito y yo llorando como un ceporro. Como desarrolle una amplia carrera en el celuloide, no ganaré para disgustos.
Las lágrimas eran de emoción no de pena. Aunque uno nunca termina de verse bien. Me chirrían mis frases, me cuesta verme, ese movimiento no es natural... ¿se puede ser actor y no autocrítico? Creo que por eso disfruto tanto con el teatro. Sólo me ven los demás y yo me imagino fantástico, el cine... es otra cosa.
La peli avanza. A medida que avanzan las escenas (las del principio eran casi todas dobladas) me voy sintiendo mejor. Me gusta verme. Toda la pantalla para mí y mis compañeros.
Es un sueño hacer cine. Ahora espero que la podáis ver los demás. Que os guste, o no (habrá de todo). Que os guste mi trabajo, o no (de todo habrá) y, sobre todo, que no sea la última...