martes, 28 de abril de 2009

La respiración...

... Bueno, pues resulta que yo, ese increíble y apasionante actor, que pocos años me quedan para ganar un Goya (el ÓSCAR lo dejo para yanquis y BARDEMES), con este gran talento que los escenarios de medio mundo han podido apreciar, que no sólo deleito sobre las tablas, sino también fuera de ellas...
Pues yo, el otro día, me fui a hacer una función infantil a ANDORRA. Y bueno, la cosa pintaba bien. Un pase de tarde, con tiempo sobrado para calentar, concentrarse, hacer un último pase. Condiciones idílicas, vaya. Dudo que se pueda ir tan preparado a una actuación.
Así pues fue salir al público... y quedarme sin aire. De repente, mis revoluciones estaban por encima de lo habitual. Las canciones de la flauta, que minutos antes en camerinos habían sonado impolutas, se convirtieron en un terrible graznido, los personajes de la obra, sin ser complejos cual DOSTOIEVSKI, se me hacían inabarcables...
Un pequeño y humilde espectáculo te puede recordar lo importante que es prepararte para el público, lo que un teatro lleno puede transmitirte, lo insignificante que nosotros, los actores, esos grandes dioses de la técnica que nos consideramos, podemos ser...
Público y responsables del teatro nos felicitaron. Qué bonito espectáculo, dijeron. Si supieran cómo se vio desde dentro...

1 comentario:

  1. Hay días buenos y malos. Olé por la sinceridad y por compartir "fracasos" en este mundo en el que la gente nos vende el éxito sin ser consciente de lo importante que es tropezarte a veces para poder aprender. Animo y a seguir, porque la ilusión y constancia es lo que te mantendrá a flote a largo plazo.

    Un abrazo, J

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