sábado, 27 de agosto de 2011

Un año ha...




... Se acabaron las vacaciones. Volví a mi casa. Estaba vacía. Me puse manos a la obra.


Invité a varios amigos. Algunos se fueron quedando. Otros dejaron de venir. Vivimos magia. Bebimos de todo (algunos más que otros). Hicimos paranoias. Reímos, hablamos, bailamos...


Conocí a una chica. Me enamoré. Se enamoró. La soporto. ¡Me soporta! Me hizo crecer.


Di tumbos, muchos, muchos, muchos. Cometí errores. Destrocé un coche. Perdí un montón de objetos. Dije palabras que dolieron. Me equivoqué una y otra vez.


Me convertí en un trabajador serio. Tuve meses buenos. Aprendí y logré disfrutar ganando el pan nuestro de cada día.


Empecé a leer, a rezar, a pensar, a meditar. A sentirme perdido cada día y darme cuenta de que no lo estoy tanto si soy consciente de ello.


Hice obras de teatro fantásticas. Y no gané un euro. Hice cosas muy mediocres. Y gané un pastizal. Instalé el mar en mi salón, añoré Catalunya, añoré mi Aragón.


No añoré a quien me quiso, pues mi casa está abierta para quien quiera. Cambié sus paredes algunas veces.


Pasó un año y volví a irme de vacaciones. Y vuelvo otra vez, con todo y nada por hacer. Y el espíritu es el mismo. Veamos qué año me espera...

1 comentario:

  1. Pues desde aquí, desearte que sea un año tan bueno como esperas.
    Un saludo.

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