jueves, 9 de septiembre de 2010

Mi Princesa de Asturias...

... Aunque lo veía venir, no por ello estoy un poco menos decepcionado. En este país funcionamos a golpe de tele o a golpe de pelvis (en muchos casos viene a ser lo mismito) y si quieres cualquier tipo de reconocimiento más te vale tener cuota de pantalla.
Por eso, el Príncipe de Asturias, no ha ido a quien lo merece. Y por unanimidad.

No seré yo quien hable mal de la Selección Española de Fútbol. Al contrario. Cómo vibré con su Eurocopa y su Mundial y cómo celebré como un poseso sus títulos ha sido hasta glosado en esta página. Me parece un grupo increíble.
Pero el Príncipe de Asturias es (o debería ser) otra cosa. Porque al fin y al cabo el Mundial lo tenía que ganar alguien, han sido los nuestros, sí. Pero la gesta de EDURNE sí que es irrepetible (imagino que al menos para ella), y su gran tren ha pasado ya. No me la imagino sufriendo por la ausencia del galardón, respirando aire puro en la cumbre de alguna montaña. Pero a mí si me jode.
Porque yo, que me emociono cuando consigo hollar un tres mil y llevar a alguien a su cumbre, que sufro en las bajadas porque me dejo negras las uñas, que me canso el segundo día y llevo un ritmo peor, pero que me siento el ser humano más feliz de la tierra a tres mil metros sobre el mar... Yo, decía, quería ese premio para una DEPORTISTA con mayúsculas, que sin poder cambiar de Mercedes cada semana, se juega la vida, los dedos, o varios amigos en cada expedición, que me hace soñar a mí con imitarla (pero cinco mil metros más abajo).

Me hubiera gustado mucho que se lo dieran. Pero me temo que más fácil lo tiene la BELÉN ESTEBAN. Por las horas de pantalla y tal. País...

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