
El otro día giré la llave, como cualquier día más. Pero no era lo mismo. Al abrir la puerta ya no había nadie, ni lo iba a haber. La casa del gato, el olor a tierra, nada...
Pensaba que me iba a venir abajo, pero me invadió una extraña calma. Enchufé mis altavoces, cogí una cerveza y escuche LA CASA ESTÁ VACÍA, de QUIQUE GONZÁLEZ. No hubo lágrimas. Quizá me extrañó. Pero sí me sentí raro. 31 años después, por primera vez en mi vida, voy a vivir solo. Se me va a hacer raro...
... mas espacio?
ResponderEliminar