Banderitas, banderillas, cornadas y cornudos...

... Leí el lunes pasado en el cARCA (otrora diario deportivo, a día de hoy panfleto político y gacetilla de sociedad de la vida actual) a un columnista criticar los besos de Puyol al brazalete de capitán después de hacer el segundo en el festín que se dio el Barça en el Bernabeu.

No le gusta al escocido periodista esos besos a una bandera que lleva el Barça como emblema. La senyera, sin ir más lejos. Eso es nacionalismo, dice, y el nacionalismo es caca. Incluso dejaba entrever que estos gestos eran una devolución de haber tenido que hacer el pobre catalancito algo tan deshonroso como celebrar una Eurocopa en Madrid (torneo en el que el lleidatano se dejó la piel por España).

Supongo que os aburrirá este post, porque ya escribí hace unos meses algo similar. Pero es que este nacionalismo rancio y cutre, aburre.

Nadie dijo nada cuando DAVID VILLA paseó una asturiana por el Bernabeu después de ganarle la Copa con el Zaragoza al Madrid. A nadie escandaliza esa misma bandera en el casco de ALONSO, ni la bandera de Aragón en el brazalete del Real Zaragoza. Pero la catalana es la bandera del demonio. Mal hace Puyol de no pedir perdón públicamente por ser catalán, abandonar esa tierra y empadronarse en Albacete.

Luego se quejan de que hay por ahí botarates que queman banderas de España y fotos del Rey. Los mismos orangutanes son que nos arrancan las pegatinas de la furgoneta por estar rotuladas en catalán. Gilipollas hay en todos sitios. Pero por favor, si escribimos en lugares de gran difusión, dejemos un poco de serlo. Cuesta, pero compensa...