Estupor en el cine...

... La señora de una fila más alante, que venía al cine con su maridito, dio un respingo en el asiento. En pantalla, la chica de 20 años, hija del protagonista homosexual de la película, besaba apasionadamente al vecino de arriba, un inmigrante marroquí de unos añitos más.
La señora, de nombre DOLORS, o CONCEPCIÓ (importante pronunciar CUNCEPCIÓ) parecía acongojada por lo escandaloso que acontecía en escena. Momentos después, cuando el padre de la chica recordaba su primera experiencia (homo) sexual, la pobre debió de sufrir tales calores que hasta el visón que llevaba se le debió derretir.
Pobre mujer. Es indignante que pasen estas cosas en los cines. Uno necesita vivir tranquilo, en esta sociedad que hemos creado en la que ya no hay cosas que nos indignen, donde nunca se pisotean los derechos de nadie, ni hay personas que lo tienen difícil para sobrevivir.
Arreglemos el mundo, por favor, aunque sólo sea por el bien de esta señora. Un alma tan sensible tiene que morirse de pena al ver morir de hambre cada día por la tele a media humanidad. Al saber que seguimos matando por petróleo en países lejanos, o simplemente por querer llamarte español, en un país no tan lejano, que de hecho es el nuestro. Si así le sorprendió lo de la peli, me pregunto cómo llevará la crisis económica, saber que miles de jóvenes como yo se van a comer los mocos en el paro, sin que ni ZETA, ni PE, ni PEPÉ vayan a hacer nada por arreglarlo, saber que mientras escribo estas líneas un hijo de puta le estará metiendo una paliza a su mujer (aunque eso también salía en la peli y no pareció afectarlo en exceso).
Por favor, vamos a hacer algo de una vez, aunque sólo sea para que DULORS, CUNCEPCIÓ, y todas sus amigas que toman café los jueves a las seis de la tarde puedan vivir tranquilas y alterarse solamente en los cines. Que falta nos hace...