jueves, 7 de agosto de 2008

Mi casa (y II)

... El día 2 de agosto se paró el mundo. Pasó lo nunca visto. No, no ganó la Liga el Zaragoza. No gobernó en España un político decente. No encontré una novia de mi edad... Más difícil todavía. EDITH, la gran EDITH, nuestra mánager, nos encontró alojamiento. Las carcajadas de mis compañeros cuando les comenté la llamada aún resuenan en mis oídos. Pero es cierto. Es oficial. Es real. ¡¡¡Tenemos cocina!!!
En teoría el sitio es menos lujoso. No es lo como el entrañable hotel, desde luego, un bungalow para cuatro no ofrece las mismas comodidades. Pero nuestro estómago está feliz, nuestra intimidad y nuestra vida social también lo merecen.

Y qué mejor manera de inagurarlo que con una sonora... ¡¡¡fiesta!!! Invitamos a nuestras queridas mascotas y guías del parque a una tortillada española (tener a ORIOL de día libre es un seguro). Y lo que pasó sólo lo pueden poner los españoles.
Pasamos una noche memorable, botella mediante. Risas. Confesiones. Diversión. Allí, adolescentes, y otros que no nos pilla la edad tan cerca, jugando como niños. Las holandesas flipando, y nosotros sin poder parar de reír...
Lo mejor de todo lo feliz que va uno a trabajar al día siguiente y la complicidad que se ha creado con los compañeros. El día 16 se prepara otra, aunque seguramente no podré glosar muchos detalles...

No hay comentarios:

Publicar un comentario