Y es que, desde mi humilde opinión, poco, o nada nuevo y de interés podrá encontrar un visitante que venga a la exposición. Los pabellones nacionales son, salvo honrosas excepciones, curiosamente de los países menos desarrollados, una chusta, un supino aburrimiento y en algunos casos (Holanda) una vergüenza (ponemos un video que hable Cruyf y santas pascuas). Eso cuando no entras directamente a un bazar.
La participación aragonesa, cómo no, se lleva la palma de la cutrez. No me malinterpretéis, más quisiera yo que hablar bien de mi tierra. Pero es lamentable la exposición fotográfica de la planta superior. Fotos de tamaño mini y sin un triste rótulo que llevarse a la vista, para que así los extranjeros tengan muy muy claro dónde están las joyas de nuestro patrimonio artístico y turístico... (pa algo que tenemos...
Por no hablar de la torre del agua. Al agua tiraría yo al fenómeno que la inventó.
O sea, te clavas un kilómetro de subida por un hall circular (precioso, eso sí). Tras tanta subida, deduces habrá unas vistas espectaculares. Podré ver a la Duquesa de Alba cambiarse de ropa interior en su casa de Madrid, de lo que se verá, piensas. Cuando llegas arriba se te queda cara de gilipollas. Un jodido bar. Ni una terraza, ni un balcón panorámico, ni una triste foto que llevarte a la boca. Tiremos para abajo, piensas resignado.

Bravo por la gastronomía. Variedad de países y platos. El precio alto, sí, de feria. Pero si nos gusta comer hemos dado con el sitio.
Aunque beber ya es harina de otro costal. Qué sinvergüenzas... la expo del agua... y te venden hasta el vaso. Está bien leer cómo ser solidarios con el agua y no mercadear con ella y darte cuenta de que tienes que comprar un botellín (a precio de oro, of course) si tienes sed, dado que las fuentes escasean. Por tener moral tenemos hasta doble.
En general creo que no vamos a pasar a la historia. No está mal, nuestra expo. Pero tampoco es nada novedoso. Nada del otro mundo. No pagaría dinero por verla, no hay nada que llame especialmente la atención. Me gustó mucho el hombre de las letras; la plaza del palacio de congresos. Pero el resto, pabellones e instalaciones me parecieron un coñazo. Cuando vea los espectáculos os cuento...
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