lunes, 10 de enero de 2011

Cada adiós eres más viejo...

... Acabo de ver a una grúa llevarse el coche de mi madre.
Lo veía alejarse por última vez. En la grúa no sólo iba el coche. Iban miles y miles de recuerdos que había dentro. Iban algunos amaneceres en la playa, excursiones con cumbre como premio, iba el primer que tuve, y el último, viajando a mi lado, iban pueblos remotos, decorados teatrales, sueños...
Uno va envejeciendo a medida que va dejando cosas atrás. Si además las tiene que dejar de forma prematura, el envejecimiento es mayor.


Pienso en la cantidad de personas, lugares, proyectos... que he ido dejando atrás. He vivido, ciertamente. He elegido abandonar algunas, otras quisiera no haberlas perdido. Pero no hay vuelta atrás.
Solamente veo vuelta adelante. Ahora que estoy donde quiero y con quien quiero, si algo se va será porque lo he echado a perder. Y en eso tengo experiencia. Quizá por eso hice mi último viaje a MADRID hablando con el SEAT CÓRDOBA que ahora forma parte de mi vida. Prometiéndole que lo iba a cuidar. Así sea...

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