
Soy una buena persona, me dice. Un cliente ejemplar. Un hijo maravilloso y el yerno que todas las madres querrían tener. Y además de eso, ¡oh destino!, cliente del Popular. Lo tengo todo para ser feliz.
Por eso soy el elegido. El Mesías. El Afortunado merecedor de una Póliza única. Se la ofrecieron a PAU GASOL, a la DUQUESA DE ALBA y a mí. ¡¡¡Cómo rechazarla!!! MARIANO RAJOY lo hizo poco antes de las elecciones y el resto ya lo sabemos...
Así que por una módica cantidad al mes, ellos me regalan (aunque lo pague es un regalo, rediós) un fabuloso seguro de hospitalización, por el que soltarán una pasta gansa cada día que pase hospitalizado.
Lo mejor de todo es que no tengo ni siquiera que dar mi consentimiento. Sólo confirmarles mi dirección para que me envíen esa magnífica póliza a casa. Consigo paralizar el envío. me volverán a llamar.
Me han llamado el lunes. El martes. El miércoles. Me han pillado en la cama. En el autobús. En el hospital. Casi en el tanatorio. No lo cojo. Pero da igual. Insisten. Insistirán. Quizá la autorización sea algo accesorio. No creo que importe mucho que yo dé mi consentimiento.
Así que sed compasivos. Por si tengo hecho el seguro, mañana saldré a la calle, y espero que cuantos me vean me propinen una sonora paliza. Un mes en el hospital y habré amortizado. Espero...
estas mal de la cabeza... y sabes lo peor???
ResponderEliminarque me encantas...
Que puñeteros pesados y además si fuera el banco de verdad, seguro que tendrías que hacer algún trámite de más.
ResponderEliminarY encima podían dar la cara y poner el número de teléfono