En teoría el sitio es menos lujoso. No es lo como el entrañable hotel, desde luego, un bungalow para cuatro no ofrece las mismas comodidades. Pero nuestro estómago está feliz, nuestra intimidad y nuestra vida social también lo merecen.
Y qué mejor manera de inagurarlo que con una sonora... ¡¡¡fiesta!!! Invitamos a nuestras queridas mascotas y guías del parque a una tortillada española (tener a ORIO
Pasamos una noche memorable, botella mediante. Risas. Confesiones. Diversión. Allí, adolescentes, y otros que no nos pilla la edad tan cerca, jugando como niños. Las holandesas flipando, y nosotros sin poder parar de reír...
Lo mejor de todo lo feliz que va uno a trabajar al día siguiente y la complicidad que se ha creado con los compañeros. El día 16 se prepara otra, aunque seguramente no podré glosar muchos detalles...
No hay comentarios:
Publicar un comentario