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Ellos trabajan muchas horas, por la mañana, por la tarde, en la noche... apenas se ven. Tienen su casa.
En su casa no hay nada. No hay apenas muebles, ni cortinas, ni mármol ni azulejos en el baño, ni placas de inducción, ni colchones de agua. Ellos comprarán con lo que ahorren, tienen el IKEA muy cerquita de su casa. Ella quiere poner cortinas con estrellas, con colores alegres, como su barrio, como ellos.
Ellos no tienen nada, pero allí había ya dos invitados. Y yo también estaba allí, y mi madre. Comprarán sillas después, pero de momento ya estamos allí nosotros.
A ellos no les gusta mucho salir. Pero para qué hacerlo si pueden pasar la tarde el uno junto al otro en el sofá. A veces no hace falta ir muy lejos para estar a gusto, el uno con el otro.
Ni tener una casa descomunal. Ni pintarla ni decorarla hasta el último detalle.
Pondrán sus casa y su casa será aún más bonita. Pero de momento, sin nada más que ellos y sus cuatro paredes, ya me sentí en mi hogar. Y es que el hecho de que una casa sea acogedora lo consiguen las personas... Disfrutadla.
Muy bien Jorgito. Para mañana hazme una redacción en la que aparezcan las palabras oso, montaña y miel.
ResponderEliminarAcabas de expresar lo que yo muchas veces veo cuando me acogen en casa de unos amigos... debería de ser canon universal para todas las casas =D
ResponderEliminarA ver si en Madrid conseguimos que sea acogedora...
ResponderEliminarEl Ikea consigue que sean...parecidas. :P
ResponderEliminarUn abrazo
Un abrazo mejete!
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