lunes, 19 de agosto de 2013

Desnudo en el andén...

... Pasa TAN pocas veces... que uno tiene que pararse y saborearlo. No saber. No tener. Estar delante de la vía, sin ropa y sin maleta, sin ni siquiera saber si algún tren pasará... Así estoy ahora. No debo coger ni la vía del ESTE ni la del OESTE, ni tengo bifurcaciones prohibidas. Dentro de un mes estaré muy lejos... o aquí al lado. Y decisión a decisión, voy a empezar a vivir de nuevo esos días en los que tú escribes tu vida.
   Viví algo parecido a finales de año. Parecido, pero muy diferente. Entonces las decisiones las tomé yo. Aposté por abandonar un lugar, instalarme en otro (junto al mar, mi viejo sueño). Aposté por mi trabajo, por moverme sólo por él, de nuevo. Aposté por una persona que parecía que la hubieran fabricado para mí, aposté por una vida como yo siempre la quise.
   Hice un pedido a los REYES MAGOS (tengo ciertas influencias con ellos, lo reconozco), y me sorprendí al ver que a día de mi cumpleaños todo lo que yo había deseado veinte días antes ya lo estaba disfrutando.
   Cuando llegó SAN JUAN sólo tuve que pedir para los demás, puesto que mi vida seguía ese rumbo que soñaba, y no podía pedir más.

   De repente todo salta por los aires. De un día para otro y de otro para uno, te despiden. Con un finiquito emocional y otro económico, miras atrás y no reconoces la vida que tenías ayer. Y sin embargo...
   Estoy agradecido. Una oportunidad al día siguiente. Una semana en una ciudad que echaba de menos. De repente sólo vislumbro puertas que se abren, y todas me gustan. Por eso voy a quedarme un rato sentado en el bar de la estación. Voy a tomarme una copa. Voy a ver hacia donde llevan las vías. Elegiré una, o me dejaré llevar. Y cuando llegue, os escribiré una postal en este blog y os contaré cómo ha ido el viaje...
  

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