martes, 15 de diciembre de 2009

En concierto, el grandioso PARIPÉ

... En MADRID hay un concierto cada cuatro árboles. Es lo bueno de esta ciudad, que si uno se aburre es porque lo suyo es la vida contemplativa. Claro, que después de ver tocar a todo un místico de los teclados, las dos cosas se pueden conjugar.
JAVITO nos brindó un concierto palpitante, esperanzador, demostrando que un artista no necesita hacer gestos de cara a la galería, sino que la sencillez y la concentración son dotes del músico de bien.
El hombre se equivocó alguna vez, dice, pero yo no me di cuenta, al igual que muchas veces no se dan cuenta mis espectadores de cómo digo una frase en otro orden, o directamente mal. A veces nos regalaba una mirada, un gesto, una sonrisa que venía a decir... LA ESTOY BORDANDO, PRINGAOS, y seguía imperturbable a lo suyo.
Al acabar, como al empezar, nuestro hombre estaba sonriente, henchido de satisfacción, alegre. Conocedor de lo que vivimos. Me abalancé a saludarle y DAVID me regateó y consiguió fue el primero en felicitar el cumpleaños a mi novia.

Yo siempre he opinado que la palabra GRANDEZA se haya muy cerca de este entrañable buen amigo. Así que vivir en esta ciudad me hará ser un poco más gigante. Gracias, JAVITO.

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