En Holanda, pecando

... De los siete pecados capitales, hay uno, al que he sucumbido por completo aquí en Holanda. Pléyade de viciosos, dejad de leer. Ni se trata de la lujuria ni me dedicaré a explicar mi vida sexual en este blog (salvo jugosas ofertas). Tampoco es la gula, más bien creo que necesito comprarme pantalones que no se me caigan... Se trata de la jodida pereza.

Es un tema que me preocupa, hasta el punto de querer flagelarme en público. No me gusta mi actitud hacia el trabajo. Es verdad que hacer tres pases seguidos cansa, y más en el mismo lugar, y que llevamos mes y medio. También es cierto que estamos más quemados, que han pasado muchas cosas que han hecho que la moral no sea la idónea, que llevamos varios días sin librar... Pero no.

Me avergüenzo de estar yendo al parque como quien entra a la oficina. De estar deseando que llueva para no salir a actuar, de la pereza con la que trabajo. Es cierto que luego haces el pase, lo haces bien, sin rastro de vagancia, y te das cuenta de que siempre es mucho mejor hacerlo. Que disfrutas, te vacías y te sientes mucho mejor que si te quedas leyendo en el camerino. Por eso, sabiendo que actuar es mágico, me jode que la pereza me haga esto.

Estoy enfadado, conmigo mismo. Soy un actor, lo que siempre quise ser. Tengo la suerte de que mi trabajo no sólo repercuta en mi bolsillo, sino que seguramente en este momento algún pequeñajo se está acordando del ZEPPELIN y sonríe. Por eso, no tengo ningún derecho a no querer actuar.

Si quiero ser ese ACTOR con mayúsculas, que todos soñamos con ser, hay muchas cosas que debo plantearme de diferente manera. Y ésta es la primera. Pereza fuera. Ya me daré a otra cosa... ¿sugerencias?